Entrevista a Alberto Casas, Profesor de Investigación del CSIC en el IFT: “Corremos un peligro real de que la sociedad española no pase el testigo de la investigación a la nueva generación”
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Entrevista a Alberto Casas, Profesor de Investigación del CSIC en el IFT: “Corremos un peligro real de que la sociedad española no pase el testigo de la investigación a la nueva generación”

Alberto Casas es Licenciado en Físicas por la Universidad de Zaragoza y Doctor en Física Teórica por la Universidad Autónoma de Madrid, en la que ha desarrollado su actividad docente e investigadora, con estancias en centros internacionales de gran prestigio como la Universidad de Oxford o el CERN (Laboratorio Europeo de Física de Partículas, Ginebra). Sus áreas de investigación son la física de particulas elementales y la cosmología, buscando en la mayor parte de su producción científica la conexión entre teoría y experimento/observación. Actualmente es Profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Física Teórica UAM-CSIC, centro del que fue director de 2009 a 2012.

Alberto Casas

¿Qué actividad lleva a cabo el Instituto de Física Teórica?

 La actividad más importante es la investigación, principalmente en Física de Partículas y Cosmología, lo que podríamos llamar “física fundamental”, centrada en entender el funcionamiento básico de la naturaleza. La investigación conlleva otras tareas, como la organización de conferencias y seminarios (hay casi uno al día en el instituto), visitas de investigadores extranjeros, etc. Es muy importante también la tarea de formación. Concretamente, en el IFT se dirigen gran cantidad de tesis doctorales y se imparte un Máster de Física Teórica, que ha obtenido todos los reconocimientos oficiales de excelencia. Finalmente, el IFT dedica gran esfuerzo a la difusión de la ciencia, dirigida a centros de enseñanza secundaria (tanto profesores como alumnos) y al público en general.

¿Cuantos investigadores trabajan e investigan en él?

Aproximadamente hay unos 20 investigadores permanentes, 15 investigadores postdoctorales (prácticamente todos extranjeros) y 35 estudiantes de doctorado. También hay una “población flotante” de investigadores invitados.

 ¿En qué aspectos se refleja la vocación internacional del centro?

 La mayor parte de los trabajos que hacemos son en colaboración con investigadores de centros extranjeros. Por otro lado, la inmensa mayoría de los contratos postdoctorales que ofrecemos (siempre con el criterio único de la excelencia investigadora) van a parar a jóvenes investigadores extranjeros. Además organizamos unas 15 conferencias internacionales al año, con temática general o muy especializada. Finalmente el IFT lidera algunos proyectos europeos o internacionales en temáticas diversas, por ejemplo en materia oscura o física de neutrinos.

El centro ha sido recientemente seleccionado para participar en el programa Severo Ochoa, del Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco), junto a otros cuatro centros de alto nivel científico. ¿Qué supone este reconocimiento?

Es de una enorme importancia. Aparte del prestigio que supone, conlleva una financiación adicional para mantener contratos postdoctorales, conferencias de alto nivel, becas a estudiantes de doctorado brillantes, o el mantenimiento y mejora de nuestro sistema de computación científica. En unos momentos en que los recortes a las ayudas oficiales a la investigación son tremendos, el programa Severo Ochoa supone una “tabla de salvación” importantísima, aunque sea temporal y parcial.

 ¿En qué proyectos está actualmente trabajando, o concluídos recientemente, que le gustaría destacar?

La mayor parte de la investigación que realizo en estos momentos se centra en el LHC, el acelerador europeo de partículas donde acaba de descubrirse el bosón de Higgs. Nuestro objetivo es inventar o perfeccionar estrategias para, a partir de la maraña de datos que ofrece el LHC, poder discernir la existencia de nueva física (por ejemplo, la supersimetría o la producción de “materia oscura”). En particular, estoy muy contento de algunos trabajos hechos en colaboración con físicos experimentales del LHC, ya que la retroalimentación entre teoría y experimento es la clave de la actividad científica.

 ¿Cuál ha sido el mayor reto como investigador y docente al que se ha enfrentado a lo largo de su carrera?

La verdad es que no sabría decir. Lo cierto es que la actividad científica es un reto permanente, puesto que el contexto experimental y teórico es siempre cambiante. En ese sentido, un desafío importante es estar siempre dispuesto a no “encariñarse” con los modelos y las técnicas que uno conoce a fondo, y abrirse a nuevas ideas y perspectivas.

 ¿A qué retos se enfrenta en estos momentos la Física Teórica?

Ahora es un momento brillante para la Física teórica. Existen muchos misterios profundos que por primera vez estamos en condiciones de intentar responder, gracias a los resultados experimentales que el LHC va a ofrecer en los próximos 10-20 años. El descubrimiento del bosón de Higgs podría ser el primero de otros descubrimientos esenciales, y de hecho existen muchos misterios asociados al propio bosón de Higgs (por ejemplo, el origen de sus peculiares propiedades) que son objeto de investigación presente y futura. Por otro lado, la Cosmología vive también unos momentos excitantes. Concretamente, se está tratando de determinar las propiedades de las misteriosas materia y energía oscuras (que suponen la mayor parte del contenido del universo) y de entender su origen y naturaleza. Para ello hay muchos experimentos planeados y en activo. Todo esto exige una fuerte interacción entre teoría y experimento. Podemos decir con seguridad que los próximos años van a ser apasionantes.

 ¿Qué beneficio social cree que supone la investigación en una materia como la Física Teórica?

Aporta beneficios de diversa índole. Primero, nos proporciona una conocimiento más profundo de la naturaleza, lo que enriquece nuestras vidas como pueda hacerlo el conocimiento de la historia o del arte. Segundo, la investigación aplicada, cuyos beneficios prácticos están fuera de toda duda, se basa en investigaciones básicas previas. Por ejemplo, toda la microelectrónica actual se basa en la mecánica cuántica, desarrollada hace casi un siglo. Finalmente, la investigación básica produce numerosos spin-offs, es decir aplicaciones prácticas no previstas. Un ejemplo de esto es la Web, que ha revolucionado la sociedad, y que fue concebida por los físicos de partículas como una herramienta para compartir información. Otro ejemplo son los métodos modernos de diagnóstico y tratamiento médicos basados en partículas elementales. Finalmente, la investigación básica redunda en una formación más rigurosa y creativa en las jóvenes generaciones, lo que acaba permeando a toda la sociedad.

 ¿Cómo valora la colaboración de la Universidad con entidades externas, tanto públicas como privadas?

De forma totalmente positiva. La colaboración de la Universidad con otras entidades sociales, y en particular con empresas, es claramente una asignatura pendiente (tanto de la universidad como del resto de la sociedad), que hay que intentar promover. Afortunadamente vemos cada vez más ejemplos de dicha colaboración, aunque la crisis ha supuesto también un cierto frenazo a la misma.

 ¿Qué retos cree que se le plantean a la Universidad en estos momentos de recortes en investigación y educación?

Posiblemente el reto más importante sea evitar que la nueva generación de jóvenes investigadores se pierda. Hay muchos brillantes científicos españoles con treinta y pico años que no tienen oportunidades de conseguir un puesto estable en la Universidad o el sistema de investigación español, y se ven obligados a emigrar (afuera son recibidos con los brazos abiertos). Los que trabajamos en esto conocemos muchísimos casos lamentables de este tipo. Aparte de suponer un despilfarro para la sociedad, puesto que son investigadores excelentes en cuya formación se invirtió mucho dinero, corremos un peligro real de que la sociedad española no pase “el testigo de la investigación” a la nueva generación; con lo que el edificio que se ha tardado décadas en construir se puede ir por la borda en muy pocos años. Esto está sucediendo ahora mismo.

¿Qué consejo le daría a un joven investigador que esté comenzando su carrera?

 Por supuesto le animaría a intentarlo, pero siempre sabiendo “donde se mete”. Se trata de una carrera muy vocacional: si no te apasiona es mejor dedicarse a otra cosa. También hay que ser consciente de que las oportunidades actuales de realizar una carrera investigadora y estabilizarse en España son escasas, como decía arriba. Investigadores muy competentes se han quedado por el camino debido a esta falta de oportunidades. Y también hay que estar dispuesto a pasar largas temporadas en otros países (creo que en realidad esto es un aliciente). Por otro lado la vida de los científicos tiene aspectos muy atractivos de tipo personal: conoces gente de todos los países, eres en gran parte responsable de tu propio horario, y en general sientes una gran libertad para trabajar en lo que quieres y en lo que te gusta; aunque eso no significa precisamente que trabajes menos, ¡sino todo lo contrario!

Más información sobre el Instituto de Física Teórica: http://www.ift.uam.es/en

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